Un ejército de verdaderos soldados,
resguardan la cascada de los diamantes,
y ante curiosos caminantes,
se vuelven amables acompañantes.
Inquietas las aguas, su algarabía cantan,
y de México sus rincones,
despiertan singulares emociones,
cuando los amaneceres se levantan.
Me gusta el rugido de la montaña, el mensaje me hace vivirlo
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